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Para ponernos en antecedentes, en este bosque se encontraba una antigua fábrica de explosivos. Conozcamos un poco la historia de este lugar:
El origen de esta fábrica de explosivos emplazada en el monte de la Zoreda se explica por las crecientes necesidades de fabricar explosivos que requería la industria del carbón a mediados del siglo XIX. Por tal necesidad se originó esta sociedad de origen belga que fue acrecentándose a medida que otros inversores y socios (alemanes, ovetenses…) iban uniéndose a la actividad de la misma.
Originalmente fundada en 1865 en el lugar de Llamaoscura, la empresa pronto sumaría a la fabricación de pólvora la elaboración de dinamita. De camino al final de ese siglo XIX, la empresa pasaría de ser una de las más importantes del país a sufrir un período de declive debido a la fuerte competencia. En 1896 quedaría integrada en la Unión Española de Explosivos.
Con el progresivo desarrollo de la actividad y el crecimiento de la empresa, el monte de La Zoreda se transformó rápidamente en asiento de múltiples y muy diferentes edificios y construcciones; polvorines, depósitos de explosivos y santabárbaras, hornos, talleres de nitroglicerina, balsas de agua para incendios, centros de oficinas y, también, viviendas para los trabajadores, que contarían también con espacios diversos de ocio e incluso una iglesia.
El voluminoso aspecto dentado y rotundo de la mayoría de los edificios que integran el complejo es sumamente interesante, pero a día de hoy el bosque y los matorrales han ido cercando todo el lugar y las instalaciones van sumiéndose en un deterioro constante que, por fortuna, está aún lejos de llevar a la ruina total a la fábrica gracias al excepcional tipo y material del que está hecha la misma.
En recientes excavaciones para adecentar el enclave ha llegado a descubrirse una antigua casa mariñana. También ha aparecido una enorme piscina para incendios. Y es que los accidentes han sido una constante en la historia de la empresa. En 1957 una terrible explosión se llevaba la vida de varios trabajadores por delante; fue comentada la descomunal nube de humo levantada al cielo y los innumerables cristales rotos por toda la ciudad de Oviedo (distante varios kilómetros) a causa de la onda expansiva. En 1982, durante una labor de encartuchamiento de explosivos sucedía otro accidente, con el resultado de todo un taller-búnker saltando por los aires y varias mujeres trabajadoras fallecidas así como también un obrero del mismo área de trabajo.
A continuación os dejamos las imágenes que hemos ido recopilando de este curioso bosque.
En ellas podéis ver la evolución a lo largo de los años, las primeras se tomaron en el 2012 y las últimas son del 2019. Están intercaladas con el antes y el después de cada fotografía. Pido disculpas por la calidad de las mismas, pero las primeras fueron tomadas con un teléfono móvil y en aquel momento muchos de los sitios tenían un acceso complicado y no tuve oportunidad de tomarlas con un equipo mejor hasta años mas tarde.